La afilada y liberadora sabiduría de Rinzai
(Maestro Zen, creador en Japón de la escuela Rinzai. Siglo IX) No tengo ninguna enseñanza. Todo lo que puedo hacer por ustedes es curar sus enfermedades y liberar sus mentes de las cadenas que las atan. No se aferren a mis palabras. Dejen mas bien de pensar y tratar de encontrar respuestas. ¡Y háganlo ahora! Si ustedes comprenden, no temerán ni el nacimiento ni la muerte. Serán libres de quedarse o de irse. No busquen la condición de Buda, pues vendrá a ustedes cuando menos lo esperen. No se dejen engañar por otros. Tengan fe en sí mismos. Eso es todo lo que hace falta. Si les falta fe en sí mismos, se aferrarán a las cosas externas y perderán la libertad. Ustedes no tienen fe en sí mismos, de modo que buscan algo que está afuera. Aun cuando triunfen, solo tendrán nombres y palabras. No tendrán el principio vivo. ¿Hay algo que falta en toda la variedad de nuestra actividad diaria? Todo está allí y quien sea capaz de percibirlo, puede vivir sin preocupaciones. No busquen nada que venga de afuera. Entonces serán Budas. ¡Los eruditos y los Sutras! ¡Escupo sobre ellos! Ustedes sólo tienen que saber que dondequiera que estén, se encuentran en el camino a su propio hogar. Sólo porque nuestra sabiduría está tapada por nuestros sentimientos y nuestra sustancia suplantada por nuestros pensamientos, es que aguantamos el sufrimiento. Les digo que no hay nada que no sea importante, ni un ser viviente que no pueda ser liberado. Cuando lleguen a ver las cosas como yo las veo, podrán sentarse sobre las cabezas de los Budas. La esperanza de iluminación es como un yugo sobre sus pescuezos. La condición de Buda es la roña de la letrina. Bodhidarma y Nirvana son postes de parada para burros. Olviden todo eso. No se preocupen. Tomen las cosas como vienen. Caminen cuando quieran caminar. Siéntense cuando quieran sentarse. Si buscan a Buda, éste se convertirá en un simple nombre. El tiempo es precioso. No imiten a aquellos estudiosos que aprenden nombres y sentencias de Zen. Sean sencillos. Arrojen a un lado las costumbres y hábitos. Sin fe en sí mismos reconocerán sólo nombres y palabras. ¡ Idiotas ! Tratan de encontrar en los libros, lo que quieren sus engañadas mentes. No aprecien ni lo sagrado ni lo secular. No practiquen ni luchen. Sean sencillos y desinteresados en todas sus acciones, ya se trate de vestir ropas, comer, defecar u orinar. Los que luchan por el éxito son unos estúpidos. Hoy en día los estudiantes de Zen son como cabras. Comen cualquier cosa, llegando a ingerir basura como alimento. ! Ciegos idiotas ! La duda es un demonio. Un Buda...
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