Metafísica del Insulto
Metafísica del Insulto ¿Qué es un insulto? ¿Un comentario que nos molesta, una palabra que nos ofende? ¿Algo que dice otra persona para hacernos sufrir? ¿Un desaire, un desdén? Si bien todas estas respuestas se acercan al tema que se quiere abordar en este texto, es algo un poco más profundo… Un insulto es un pensamiento, una palabra, una intención… Es una energía que emana de otra persona con el objetivo de alterar nuestro estado interno. Si sentimos rabia, ofuscación, miedo o vergüenza, el insulto habrá cumplido su objetivo: «Nos acaban de descentrar y somos vulnerables». Una palabra sólo puede ofendernos si le damos el poder para que esto suceda, si le otorgamos un juicio de valor. Al no existir una situación realmente importante ¿Vale la pena discutir? ¿Vale la pena aclarar las cosas? ¿Para qué sufrir? ¿Qué importa lo que piense el resto si nosotros sabemos quienes somos y lo que valemos? No se trata de sentarnos a meditar mientras nos atacan, muy por el contrario. Esta actitud va encaminada a defendernos de manera más sana y efectiva, manteniendo una relativa calma, aprovechando de hacer un trabajo interno y sin cargarnos de energía negativa. Así, de ser necesario, podemos defender nuestros puntos de vista e ideales de manera tranquila y mucho más decidida. Un ejercicio muy interesante es ver a dos personas discutiendo o agrediéndose verbalmente. Primero se expresan con toda la agresividad que les es posible, luego de unos instantes una o ambas partes se retraen, casi se desdicen o piden perdón por lo que antes defendían de manera tan vehemente. El despilfarro de energía es evidente y ambas terminan agotadas, muchas veces sin sacar nada en limpio y se retiran más ofuscadas de lo que venían. La diferencia es que ahora la energía densa de la discusión ya no pasa por el pensamiento consciente. El cerebro envió un mensaje de calma, porque fisiológicamente es imposible mantener ese nivel de estrés emocional y la negatividad queda en el campo energético de la persona. La alternativa que se propone no es sencilla, requiere de práctica, autocontrol y de llevar la atención desde la emocionalidad del conflicto a nuestro Ser conciente. Suena bonito pero ¿Cómo se hace? Para que sea un poco más fácil de entender haremos una analogía con las prácticas físicas de Karate – Do, particularmente con las aplicaciones de los katás: En primer lugar vaciamos la mente, nos centramos y tomamos conciencia de nuestro cuerpo, de nuestras emociones y del entorno. Así también de la intención del compañero que se apresta a atacarnos. El ataque sucede, nosotros salimos de su línea y bloqueamos la técnica. Recibimos la energía que se nos envió y la devolvemos por...
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